miércoles, 17 de agosto de 2011

Torturas: ¿son o no legales para Estados Unidos?

Lo que sigue es una transcripción en español del cubrimiento que DemocracyNow! hizo del informe de Human Rights Watch sobre el uso de torturas durante el gobierno de Bush. El eje de este cubrimiento es el debate entre Kenneth Roth, de HRW, y John Baker, profesor emérito de la escuela de leyes de la Universidad de Louisiana. El cubrimiento es muy interesante, porque muestra con claridad el doble rasero que se utiliza en EE UU. Lo que es correcto resulta muy distinto si es dentro de Estados Unidos o es en otros países.
No sé por qué DemocracyNow! decidió no publicar este debate en español. Sin embargo, el video y su transcripción en inglés están en: http://www.democracynow.org/2011/7/12/a_debate_on_human_rights_watchs. 
Pienso utilizar este texto para hacer algunos comentarios en una próxima entrega.

AMY GOODMAN: Human Rights Watch publicó un nuevo importante informe llamando al gobierno de EE UU a lanzar una amplia investigación criminal sobre presuntos crímenes de tortura cometidos por el anterior presidente George W. Bush y otros funcionarios importantes de su administración. El informe viene en seguida de la investigación del Departamento de Justicia sobre presuntas tortura, abuso y muerte durante el interrogatorio de detenidos bajo custodia de la CIA. Este mismo mes, el Departamento de Justicia había anunciado que lanzaría una investigación criminal completa sobre la muerte de sólo dos prisioneros entre 101 casos bajo escrutinio, incluyendo una muerte en la prisión de Abu Ghraib en Iraq.
El informe de 107 páginas de Human Rights Watch llama a investigar a todos los funcionarios responsables de implementar prácticas como el "submarino" (waterboarding), el uso de prisiones secretas de la CIA y la transferencia de detenidos a países donde fueron torturados. La administración Obama ha declarado el "submarino" como una forma de tortura y ha prohibido su uso desde que asumió la presidencia, pero no ha acusado a ningún funcionario de la administración Bush hasta la fecha. Después de asumir se le preguntó a Obama si apoyaba las acusaciones de tortura de la era Bush.
PRESIDENTE BARACK OBAMA: Nadie está por encima de la ley. Y si hay casos claros de acciones incorrectas, estas personas deben ser acusadas como cualquier ciudadano común... pero al respecto y hablando en general, estoy más interesado en mirar hacia adelante que hacia atrás.
AMY GOODMAN: Ese fue el presidente Obama hablando el 2009. El nuevo informe de Human Rights Watch dice que la administración Obama ha incumplido con las obligaciones de Estados Unidos bajo la Convención contra la Tortura, de investigar actos de tortura y otros tratamientos crueles a los prisioneros. Anota además que el anterior presidente, George W. Bush admitió que él personalmente aprobó la utilización del "submarino" en el autoproclamado cerebro del 11 de Septiembre, Khalid Sheikh Mohammed. En una entrevista para The Daily Show el 2010, el anterior fiscal del Departamento de Justicia, John Yoo, dijo a Jon Stewart que no creía que la administración Bush hubiese cometido ningún error.
JON STEWART: ¿Cometió Bush, quizás, algún error al buscar un trato inhumano a los combatientes, como aquel que nos habría indignado si hubiera sido recibido por nuestros soldados?
JOHN YOO: Mire, no creo que ellos hubieran cometido un error al decidir ir más allá del paradigma de hacer cumplir la ley, porque fue un tipo de guerra no-convencional, sin precedentes. Tienes razones para decir: "ah, bueno, a veces en la guerra..."
JON STEWART: ¿Cómo el terrorismo... pero cómo que un terrorismo sin precedentes?
JOHN YOO: Porque fuimos atacados por primera vez por un grupo no-estatal.
JON STEWART: En los 30 tuvimos anarquistas poniendo bombas en edificios del gobierno.
JOHN YOO:  Ellos no volaron y mataron 3.000 personas en la ciudad de Nueva York. No destruyeron el World Trade Center ni trataron de decapitar el gobierno, tampoco.
AMY GOODMAN: Ese fue el anterior fiscal del Departamento de Justicia, John Yoo.
Además de llamar a una investigación interna, Human Rights Watch dice que otros países deberían acusar a los funcionarios de EEUU si el gobierno de Estados Unidos no emprende una investigación criminal verosímil. El reporte también detalla cómo los cables diplomáticos de WikiLeaks revelan que funcionarios de EEUU habían buscado anteriormente restringir estas investigaciones, como las de los fiscales españoles que buscaban enjuiciar a funcionarios estadounidenses anteriores que autorizaron el uso de torturas.
Para más información, estamos reunidos aquí en Nueva York con Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. Y estamos conectados en Louisiana con John Baker, profesor emérito de la escuela de leyes de la Universidad Estatal de Louisiana. Nos acompaña desde Baton Rouge, desde la estación de PBS, WLPB.
Bienvenidos ambos a Democracy Now! Exponga un poco más los resultados de su informe, Ken.
KENNETH ROTH: Bueno, primero empezamos por juntar toda la evidencia de que en particular los funcionarios de alto rango de Bush ordenaron la tortura. Y buscamos, por ejemplo, el reconocimiento que usted mencionó del presidente Bush. Hay un reconocimiento similar en las memorias del anterior secretario de defensa, Donald Rumsfeld. Y hay evidencia considerable de que personas como George Tenet o Dick Cheney presidieron las así llamadas "reuniones de directores" en las que se decidieron las políticas de interrogatorios. Así es que no nos estamos enfocando principalmente en los interrogadores de bajo nivel, sino en los funcionarios de alto rango que ordenaron la tortura.
Y lo que nos lleva ahora a presentar este informe es que, a pesar de esta evidencia considerable, la administración de Obama no ha hecho prácticamente nada para investigar estos graves crímenes. La investigación que usted acaba de mencionar, la investigación John Durham, buscaba sólo tortura no autorizada, o sea, personas que sobrepasaron sus órdenes. Pero el problema no fue el interrogador ocasional que en un exceso de entusiasmo fue más allá de lo ordenado. El problema fueron las órdenes mismas. Permitieron cosas como el "submarino", que fue... es básicamente un simulacro de ejecución por ahogo, una forma paradigmática de tortura. Y excusar este tipo de prácticas extremas de interrogatorio sólo porque algunos oficiales de alto rango de Bush las ordenaron, es incorrecto. Que el presidente Obama diga, como se vio en el fragmento, que mirará hacia adelante y no para atrás, es un abandono de su responsabilidad de hacer cumplir la ley. Parará desde ahora la tortura por parte de los interrogadores de EEUU, o realmente lo hizo desde el comienzo de su administración, pero no considerará la tortura realizada por los funcionarios de Bush. Y esto realmente, en cierto sentido... es abandonar su deber en cuanto usted podría esperar que el fiscal en jefe no sólo acate la ley, sino que también la haga cumplir.
AMY GOODMAN: Profesor John Baker, ¿su respuesta?
JOHN BAKER: Bueno, en primer lugar, no hay una definición de "tortura". Es decir, andar lanzando a diestra y siniestra la palabra "tortura" ha sido el problema en todo este asunto. Y no ha sido el caso que esta mañana se haya distinguido entre lo que es realmente tortura y las acusaciones amplias respecto a que se ordenaron torturas. Cuando usted lee estos memos, muy criticados por la izquierda anti-guerra, usted puede ver que hubo un intento serio --puede estar en desacuerdo con esto, pero un serio intento-- de mirar cuál era la ley y de orientar legalmente esto. Lo que no tiene precedentes. Otros países no lo hacen. Nosotros tomamos en serio nuestras obligaciones.
Y la idea de que podríamos ir y procesar a funcionarios de alto rango, al presidente y otros, simplemente está más allá de cualquier cosa que hayamos hecho jamás en este país, y no hay bases para ella. Quiero decir, si cada vez que haya un cambio de partido en la Casa Blanca vamos a tener un situación en que la nueva administración procesa a la anterior, estaremos cayendo realmente en la senda de algunos países del tercer mundo. O sea, uno puede levantar un caso contra el presidente Obama, por ejemplo, porque el uso de "drones" (aviones no tripulados) para matar al enemigo, enemigos en otros países, es innecesario; que en vez de eso deberíamos capturarlos, y que él ha ido mucho más allá de la defensa propia. Se podría argumentar eso. No lo voy a hacer, pero se podría. No quiero que una futura administración bajo los republicanos venga y hable de enjuiciar al fiscal general Holder o al presidente Obama. No creo que sea saludable.
AMY GOODMAN: ¿Ken Roth? Dejemos que Ken Roth responda.
JOHN BAKER: Y no creo que sea justificado.
AMY GOODMAN: ¿Ken Roth?
KENNETH ROTH: Está bien. Bueno, primero, con todo respeto con el profesor Baker, hay una definición de tortura. Está contenida en la Convención contra la Tortura, que usted, Amy, mencionó al principio; un tratado internacional que Estados Unidos y otros 140 gobiernos han ratificado. Y dice que la tortura es infligir dolor severo y sufrimiento, ya sea físico o mental. El tipo de técnicas de las que estamos hablando caen claramente bajo esta definición. Una ejecución simulada es una forma paradigmática de tortura sicológica. Todo el mundo entiende eso. EEUU ha enjuiciado a otros por involucrarse en eso. El "submarino" es eso. Es el simulacro de una ejecución por ahogamiento. De manera similar, imponer este tipo de presión dolorosa en personas por largos períodos, someterlas a privación prolongada de sueño, a los extremos de calor y frío, a golpes y cosas parecidas, son todas clásicas formas de tortura. No creo que eso esté en discusión.
Entonces, el asunto real es, los funcionarios que ordenaron este tipo de tortura ¿deberían ser eximidos sólo porque eran integrantes de la administración anterior? Ahora, el profesor Baker parece decir que esto, que un presidente someta a otro a esa ley, que enjuicie las claras transgresiones de la ley, de alguna manera politiza el derecho penal. No acepto eso. Pienso, y creo que la mayoría de los estadounidenses lo sienten así, que esta nación es una nación de leyes y que sus políticos y funcionarios de gobierno no están exentos de ese enfoque. Ahora, obviamente hubo quienes acogieron puntos de vista distintos. El presidente Nixon evidentemente consideró que como presidente estaba por encima de la ley. Pero tuvo que dejar el cargo. No creo que alguien piense que un funcionario como Bush o Cheney, Rumsfeld o Tenet, que cometieron serias violaciones de la ley al ordenar el acto criminal de la tortura, deberían ser eximidos simplemente porque eran funcionarios de alto rango.
AMY GOODMAN: Quiero ir a que una de las piezas claves de evidencia contra el anterior presidente George W. Bush, han sido sus propias palabras. Esta fue una entrevista que dio en noviembre pasado con Matt Lauer, de NBC, en la que el presidente Bush admite abiertamente haber autorizado el uso de torturas en prisioneros.
MATT LAUER: ¿Por qué el "submarino" es legal, en su opinión?
GEORGE W. BUSH: Porque los abogados dijeron que era legal, dijeron que no caía dentro del Acta Anti-tortura. No soy abogado. Y... pero tienes que creer en el criterio de la gente a tu alrededor. Y yo lo hago.
MATT LAUER: Usted dice "es legal y los abogados me lo dijeron".
GEORGE W. BUSH: Sí
MATT LAUER: Los críticos dicen que usted le pidió al Departamento de Justicia que le suministrara la orientación legal y los memos legales que deseaba.
GEORGE W. BUSH: Bueno...
MATT LAUER: Tom Kean, que fue el anterior co-presidente republicano de la Comisión 9/11, dijo que consiguieron de su propia gente las opiniones legales que necesitaban.
GEORGE W. BUSH: Bueno, obviamente él no sabe. Espero que el señor Kean lea el libro. Por eso es que escribí el libro. Él puede... pueden sacar todas las conclusiones que quieran.
MATT LAUER: Si es legal, presidente Bush, entonces si un estadounidense es tomado bajo custodia en un país extranjero, no necesariamente un uniformado...
GEORGE W. BUSH: Mire, no voy a discutir eso, Matt. Yo realmente...
MATT LAUER: Sólo pregunto. ¿Estaría bien si un país extranjero aplicara el "submarino" a un ciudadano estadounidense?
GEORGE W. BUSH: Es... todo lo que pido es que la gente lea el libro. Y pueden llegar a la misma conclusión si tuvieran que tomar la misma decisión que tomé, o no.
MATT LAUER: ¿Tomaría otra vez la misma decisión hoy?
GEORGE W. BUSH: Sí, lo haría.
AMY GOODMAN: Este fue George W. Bush hablando con Matt Lauer. ¿Ken Roth?
KENNETH ROTH: Bueno, es decir, primero, Matt estaba absolutamente en lo correcto en apuntar hacia esas opiniones legales, porque la administración Bush estuvo buscando la opinión legal adecuada. Fueron de arriba hacia abajo en la jerarquía del Departamento de Justicia. Encontraron a un individuo muy aquiescente, John Yoo, que escribió un memo, que si usted lo lee resulta ser una valoración no muy honesta de la ley. Es un análisis muy parcial, diseñado para legalizar algo que es ilegal.
Ahora, que el presidente diga "ah, bien, mi abogado dijo que esto era legal, y en consecuencia puedo hacerlo", es completamente falto de sinceridad. Una cosa es que un interrogador de bajo nivel, que puede no conocer los orígenes del memorándum legal, confíe en él. Pero que el presidente, que Cheney, que presionaron a varios abogados para que aprobaran la tortura, que escogieron estos memos, confíen en su opinión legal, es simplemente, ¿sabe?, convertir a abogados en miembros de una conspiración criminal. Esto no debe ser fundamento para ningún tipo de defensa frente a cargos de tortura.
AMY GOODMAN: De paso, invitamos al profesor Yoo, ahora profesor de leyes en la Universidad de California, Berkeley, para estar en esta emisión, pero declinó nuestra invitación. Profesor John Baker, ¿su respuesta a lo que ha dicho Kenneth Roth?
JOHN BAKER: Bueno, primero que nada, Amy, ¿se da cuenta que usted sesgó su afirmación? Usted dijo que el presidente Bush admitió que ordenó la tortura. Él jamás hizo esta afirmación. Lo que usted ha hecho es saltarse lo que él dijo y etiquetarlo como tortura. La realidad es que si usted lee estos memos --y lo que se ha perdido aquí es que si usted va a convertir la guerra en un proceso criminal, entonces al menos tiene que prestar atención al derecho penal... Ahora, no ha habido aquí ninguna mención de que la esencia del delito es la intención específica. Y la razón por la que me enfoco en la definición de tortura es porque está en la definición legal. Tiene que haber la intención específica de infligir este daño serio. Y los memos revisan con gran detalle respecto a si tal o cual daño es serio y si hay una intención específica. En segundo lugar, en esto se perdió completamente la defensa que corresponde a la defensa propia y defensa de otros. Esto afecta la definición de tortura.
AMY GOODMAN: Ken Roth.
KENNETH ROTH: Si, bueno, sobre este argumento de defensa propia, otra vez, con el debido respeto al profesor Baker, le urgiría leer la definición del delito, porque el delito se enfoca...
JOHN BAKER: Lo he hecho, lo he hecho, créame.
...en infligir intencionalmente... déjeme terminar, por favor. El delito [de tortura] se enfoca en infligir intencionalmente...
JOHN BAKER: No. Es una intención específica. No es sólo intencional.
KENNETH ROTH: ...dolor severo o sufrimiento. No dice que está bien imponer dolor severo si usted tiene una buena razón. Dice que si por cualquier razón usted impone este dolor es un delito. Así es que, desde el punto de vista del profesor Baker si los interrogadores están defendiendo a Estados Unidos ellos pueden golpear severamente a alguien, pueden violar a esta persona, pueden mutilarla. Pueden hacer lo que quieran con ella, porque fue por una buena causa: fue por defensa propia. Esa no es la ley. La ley prohibe infligir intencionalmente dolor o sufrimiento severos, sin importar la razón.
AMY GOODMAN: Quiero volver a John Yoo, el anterior fiscal del Departamento de Justicia...
JOHN BAKER: Mire, usted no...
AMY GOODMAN: John Baker...
JOHN BAKER: ¿Podría volver sobre esto por favor?
AMY GOODMAN: Si, proceda, por unos segundos.
JOHN BAKER: ¿Podría volver sobre esto? Mire, él simplemente no entiende el derecho penal, porque cuando usted define un delito, éste no está completo en su definición hasta que usted considere las defensas. Así, su simplificación de la definición es simplemente errónea. Usted sabe, no sé si usted enseña derecho penal, pero tiene que considerar las defensas. Y en la definición de asesinato de otro ser humano, u homicidio, dependiendo de cómo lo considere, usted no excluye las defensas. Así, si usted tiene un código penal, que no tenemos a nivel federal, lo que usted hace es considerar la ofensa y también considera las defensas. Y lo que usted está haciendo es eliminar la defensa. Usted está diciendo que no podemos actuar de una manera legítima incluyendo el uso de la fuerza para defendernos. Y esto es una posición completamente absurda.
KENNETH ROTH: Sí, déjeme abordar esto, porque primero que todo, profesor Baker, por favor no me dé clases de derecho penal. Fui fiscal federal por cinco años en Nueva York y Washington. Sé exactamente de qué estoy hablando. Si la ley fuera, como usted dice que es...
JOHN BAKER: Bueno, entonces usted sabe de qué estoy hablando, que usted no puede ignorar las defensas.
KENNETH ROTH: Déjeme terminar. Si la ley fuera como usted dice que es, entonces si la guerra fuera peleada con propósitos de defensa usted podría botar por la puerta la Convención de Ginebra. Usted podría hacer cualquier cosa. Podría mutilar prisioneros. Podría violarlos. Podría hacer todo lo que quisiera, en cuanto fuera hecho en defensa propia. Créame, esa no es la ley.
AMY GOODMAN: Quiero ir al anterior fiscal del Departamento de Justicia, John Yoo...
JOHN BAKER: Eso no es lo que... eso...
AMY GOODMAN: ...que defendió su papel en la elaboración de los memos sobre tortura de la administración Bush. Como dije, lo invitamos a este programa. Él declinó, pero tuvo un debate con usted, Ken Roth, en el Show de Charlie Rose, donde defendió el uso de técnicas agresivas de interrogación.
JOHN YOO: Las leyes de la guerra son cumplidas. Usted sabe, las leyes de la guerra, donde tratamos a cada soldado del otro bando, le damos el estatus de prisionero de guerra y eso, son cumplidas por tratamiento recíproco. Y esa es la idea de que si los tratamos...
CHARLIE ROSE: Pero eso es cuando usted tiene dos estados-nación.
JOHN YOO: Lo sé. Sí, exactamente. Y entonces este es el problema, es que estamos peleando contra un enemigo que no es un estado-nación, ya sea en Irak con la insurgencia o al-Qaeda alrededor del mundo. Ellos no le dan a la gente tratamiento de prisioneros de guerra. No tienen bases de prisioneros de guerra. Hasta donde puedo decirlo, ellos no toman prisioneros, decapitan a los prisioneros. Y entonces, la cuestión es: ¿cuál es el beneficio que obtenemos en esta guerra en particular dándoles tratamiento de prisioneros de guerra o dándoles el tipo de tratamiento que por lo general reservamos para fuerzas armadas regulares de un estado-nación, cuando si usted usa este otro estándar que podemos darle bajo la ley, tenemos la posibilidad de obtener mayor información a través de técnicas de interrogación agresivas que podrían detener un ataque futuro en los Estados Unidos?
CHARLIE ROSE: ¿Cuál es la respuesta?
AMY GOODMAN: En la misma entrevista, Yoo argumentó que Israel ha disminuido ataques suicidas utilizando técnicas de interrogatorio mejoradas.
JOHN YOO:  La comisión israelí encontró que el uso de este tipo de técnicas de interrogatorio mejoradas fueron más allá de lo autorizado. Y encontraron también que se le puso fin a un número, un alto porcentaje de hombres-bomba suicidas, por la información recogida en esta clase de interrogatorios.
AMY GOODMAN: Kenneth Roth, su respuesta a las afirmaciones de John Yoo de que los enemigos de América no son estados-nación y que entonces no tienen derecho a ciertas protecciones, y la afirmación de que la tortura a fin de cuentas funciona.
KENNETH ROTH: Bueno, John Yoo estaba confundiendo dos cosas diferentes. Se refiere al estatus de prisionero de guerra, que en realidad está reservado para conflictos entre gobiernos que respetan la Convención de Ginebra. pero la prohibición de tortura trasciende eso. Se aplica a cualquier prisionero, ya sea prisionero de guerra o terrorista. Si estás en una guerra o si, para este propósito, es un asunto de delito común, nadie puede ser torturado. Esto es: es una prohibición absoluta que no tiene nada que ver con reciprocidad.
Ahora, respecto al argumento de que la tortura funciona, quiero decir, lo escuchamos más recientemente con la muerte de bin Laden. Usted sabe, Cheney dijo al aire: "¡Ajá! Fue por las técnicas de interrogatorio mejoradas". Pero si usted mira más de cerca incluso lo que Cheney dice, él nunca dice que fue la tortura o las técnicas de interrogatorio mejoradas las que produjeron la información. Él díría que prisioneros que fueron objeto de ellas ayudaron a la captura de bin Laden. Y en realidad cuando usted mira más de cerca la evidencia, resulta que Khalid Sheikh Mohammed, que por supuesto fue torturado 183 veces con el "submarino", mintió acerca del mensajero clave que terminó por llevar hasta bin Laden. Entonces, incluso alguien que fue objeto de estas extremas formas de tortura, no confesó la verdad acerca de lo que estaba sucediendo. Y si usted habla con interrogadores profesionales le dirán que es mucho más efectivo establecer una relación con un persona bajo interrogatorio y que ese tipo de cooperación voluntaria es una forma mucho más valiosa para... de romper estas conspiraciones criminales secretas que doblarle el brazo a alguien o aplicarle el "submarino".
AMY GOODMAN: ¿Profesor John Baker?
JOHN BAKER: Bueno, sobre el primer punto, estoy de acuerdo con el señor Roth respecto a que hay ciertamente una diferencia entre el trato acordado bajo un tratado, en contraposición con las disposición sobre tortura en nuestro estatuto y en la Convención. Y sí, hay una prohibición contra la tortura de cualquier persona. Pero otra vez, volvemos a qué es tortura. Y el señor Roth toma el argumento y lo expande. Nunca he argumentado que es una defensa general para todo. Como el señor Roth debe saber, si él fue anteriormente fiscal, entonces cuando vemos defensa propia o defensa de los otros siempre depende de las circunstancias particulares. Y si usted lee esos memos, las circunstancias fueron establecidas. Y en los memos se dice cuidadosamente, asumiendo que estos son los hechos y que son los únicos hechos y que no hay otros hechos; en cuanto los hechos cambian, entonces es diferente. Entonces, contrario a lo que el señor Roth dice y a lo que muchos profesores de leyes creen, muchos que no han leído estas cosas o que no enseñan derecho penal, hay un argumento plausible en estos memos. Usted puede estar en desacuerdo con el argumento. Los abogados están en desacuerdo en todo tipo de cosas. Pero simplemente tapar y decir que fue claramente tortura, para mí no tiene sentido. Simplemente no es un buen argumento legal.
AMY GOODMAN: Ken Roth, quisiera seguir a otro punto en su reporte, que llama a otros países a enjuiciar a funcionarios de EEUU si EEUU no los enjuicia por su cuenta.
KENNETH ROTH: Si, bueno, eso es un problema serio. Estados Unidos empuja por lo general a otros gobiernos a enjuiciar a sus torturadores, sus criminales de guerra. Pero cuando EEUU, quizás la nación más visible del mundo, no se atiene al mismo estándar, esto no sólo socava la credibilidad de EEUU como defensor del cumplimiento de la ley internacional de derechos humanos, sino también establece un ejemplo negativo muy ostensible. He tenido esta experiencia. Me reuní hace un par de años con el primer ministro egipcio sobre el asunto de que acabábamos de recibir evidencia de que un grupo de sospechosos, sospechosos de terrorismo, habían sido apresados y estaban siendo torturados. Y me reuní con él en su oficina y le exigí que la detuvieran. Y sin pensarlo dos veces me miró y dijo: "Bueno, eso es lo que Bush hace". Y bien, esa es una respuesta fácil. Todos lo sabemos. Pero es una respuesta políticamente efectiva. Si un gobierno tan poderoso como Estados Unidos falta a sus obligaciones de enjuiciar torturadores, ¿por qué esperamos que otros lo hagan?
AMY GOODMAN: ¿Debería ser asumido por la CPI, Corte Penal Internacional?
KENNETH ROTH: Bueno, usted sabe, desafortunadamente la Corte Penal Internacional no tiene jurisdicción sobre la mayor parte de estos casos. La única manera en que podría obtener jurisdicción sería que el Consejo de Seguridad de la ONU lo asumiera; tenemos una fuerte preferencia por enjuiciamientos domésticos. Creo que el mejor modelo sería que Obama estuviera a la altura de su obligación como fiscal en jefe y autorizara al Fiscal General, Eric Holder, a emprender estas investigaciones. Pero si esto no sucede, la única alternativa real es que otros gobiernos inicien las acciones judiciales bajo el poder de la jurisdicción universal. Esta es la forma que intentó España, y la administración Obama intervino y las detuvo.
AMY GOODMAN: Y lo sabemos por los documentos de WikiLeaks...
KENNETH ROTH: Precisamente.
AMY GOODMAN: ...que atesoran documentos que se están haciendo públicos lentamente. Julian Assange, como dijimos, está en los tribunales. La significación de WikiLeaks para Human Right Watch y para reunir información... ¿podría hablar de eso?
KENNETH ROTH: Bueno, tengo que decir que la filtración masiva de WikiLeaks confirmó ampliamente lo que sabíamos. O sea, fue, supongo, sorprendente ver que esos memos del Departamento de Estado estaban razonablemente bien escritos. Eran penetrantes. Su análisis no fue tan lejos como el análisis que los investigadores de Human Right Watch en el terreno estaban suministrando. Así es que no veo ningún gran aporte en esta enorme masa de documentos, distinto a una reconfirmación de que las embajadas de EEUU de cierta forma ve las cosas como las vemos nosotros. El tema real es ¿qué hacen al respecto? A veces presionan para proteger los derechos humanos, pero con mucha frecuencia no lo hacen.
AMY GOODMAN: ¿Palabras finales, profesor Baker?
JOHN BAKER:  Bueno, un par de cosas. En primer lugar, que líderes extranjeros nos acusen de ignorar torturas porque personas como el señor Roth está acusando de tortura a personas en los Estados Unidos, cuando de hecho el tema es si hubo o no tortura. Segundo, esta idea de jurisdicción universal en el derecho internacional es muy controvertida. De hecho, si hay una jurisdicción universal entonces no queda nada para la soberanía. Si cada país puede extender sus poderes políticos más allá de sus fronteras, esto es no sólo una receta para el caos sino también para la guerra.
AMY GOODMAN: Una pregunta final de lo que el profesor Baker dijo, y es para Ken Roth, cuando dijo: bueno, entonces deberían considerar al presidente Obama, sus ataques de drones (aviones no tripulados) matando civiles en Pakistán. ¿Qué dice de eso?
KENNETH ROTH: Sí, bien... la administración Obama dice que los ataques de drones son ataques a combatientes. En la guerra usted puede dispararle a los combatientes del otro lado. Es muy diferente de torturar a alguien bajo custodia. Ahora, el profesor Baker dice: ah, podría haber un argumento de defensa propia. Déjeme decir que no lo hay, bajo ninguna definición razonable. Pero llevémoslo ante un jurado. La evidencia de que altos funcionarios de Bush autorizaron tortura es abrumadora, más que suficiente para que Eric Holder los enjuicie, si Obama lo deja. Y debe hacerlo.
AMY GOODMAN: Dejamos aquí. Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Right Watch, y el profesor John Baker, profesor emérito de la escuela de leyes de Louisiana State University.



viernes, 29 de octubre de 2010

Requisición a Juan Mosca, que ahora resultó ser Fernando Garavito Pardo

Fernando Garavito murió el 27 de octubre a la 1 p.m., cerca de Marfa, Texas, Estados Unidos. El profesor Jean Jacques intenta candorosamente en este escrito echar atrás el engranaje del tiempo. No se puede, maestro y amigo. Juan Mosca se va.

Me entero por la red, Juan, que ha decidido usted morirse. Que abandona. Que el retiro es ahora en toda la línea. No ha tenido usted la gentileza de hacerme saber sus justificaciones, quizás porque pensó que en realidad no era necesario.
Obviamente está usted cansado. Cansado de su ojo multidimensional, de su olfato hipersensible. Cansado de volar una y otra vez sobre estas heces, aquel detrito, sin que vengan los encargados de la limpieza. El trabajo se salió de madre, lo reconozco. Los encargados del aseo fueron despedidos. Parece que hubo reducción de personal en el mundo entero. El trabajo de mosca es hoy avasallador. No es trabajo, es esclavitud. Ni siquiera esclavitud: agonía. No hay olfato que resista. Un Mosca responsable no tiene tiempo ni para respirar. Sí, claro que lo entiendo.
También sé que cuando los excrementos se ponen agresivos, poniendo en peligro la integridad física de una mosca, la mosca debe alejarse porque la pulcritud la necesita viva. Pero entiéndame, Juan, viva.
Y en medio de esta descomposición, mientras las vacas siguen pastando y rumiando y volviendo a pastar sin pausa, interminablemente, como un tic-tac cósmico, usted pretendió dedicarse a las flores. Claro, la clorofila tiene mucha mole para alimentar, y a través del ganado mucho abono que producir. Sólo quedaba el espacio de las flores, de la reproducción alegre de la naturaleza. Una idea un tanto sugestiva, no lo niego. Pero ese disfraz de abeja con alas de mariposa no engañaba a nadie. ¿Mariposa usted, mi pequeño Vargas Vila? Todos nos dimos cuenta de que no era un problema de identidad sino sólo una simulación, cuando la hediondez llegó también a su nuevo jardín y despertó su alma de mosca. ¿A quién quería usted engañar?
No estoy contento. ¿Pretende irse sin tener al menos la deferencia de invitarme a ese café largamente postergado? ¿Tiene la irresponsable intención de salir así no más, dejando con un palmo de narices a “Sus queridos todos”? Eso no se hace, Juan. No con los amigos. Tenemos incluso un proyecto pendiente en común. ¿Es que no se acuerda?
¿Se va en medio de tanta porquería fuera de control? ¿Nos deja en medio de este hedor sin un manual de instrucciones? ¿Cree usted que es suficiente con su ejemplo de emprender proyectos geniales y alocados, de decir las verdades sin cálculo ni compasión? ¿Qué se supone que hagamos con esta inundación pestilente? ¿No cree acaso que la famosa Corte Penal Internacional quedará como la Atlántida, sumergida y perdida en las profundidades del asco?
Lo necesitamos, Juan. Todavía no es el momento. Que lo entienda su cerebro de Mosca. “No me iba a quedar para toda la eternidad”, argüirá. Bueno, está bien, váyase, pero antes al menos ayúdenos antes a crear un enjambre que tape el cielo. En particular, necesitamos aprender a digerir esa inmundicia para los demás. Que no pase inadvertida, que no quede intocada, que no nos acostumbre a su olor y consistencia. Está bien, que nos inunde, pero que no nos pudra, que nos haga más fuertes. Que nos haga incansables.
Si aún es tiempo de reconsiderar su decisión, hágalo ya. Lo necesitamos.
Pero si ya no puede, buen viaje, querido amigo.
Monsieur le Professeur,
Jean Jacques de la Ferrière.

viernes, 1 de octubre de 2010

El espejo que los medios nos regalan.

Para quienes no están informados: hace unos meses, se derrumbó una mina de cobre y oro en Copiapó, que está en el "norte chico" de Chile. Adentro, a 700 metros de profundidad, quedaron atrapados 33 mineros. Las familias se instalaron a la entrada de la mina y nadie bajó la guardia. Los equipos de rescate lograron perforar unos pequeños agujeros hasta el fondo de la mina y se pusieron en contacto con los mineros, que habían sobrevivido. Se habían alimentado disciplinadamente con una cucharada de atún, una galleta y un sorbo de leche diarios. Estaban firmes. Noticia mundial. ¿Cómo estos personajes habían logrado sobrevivir durante 17 días, sin desfallecer, sin rendirse? ¿Lograrían soportar estas condiciones de vida durante dos o tres meses más?
En Estados Unidos se informó sobre el hecho con el prisma estadounidense. Un buen ejemplo está en la información, con algo de análisis, de la revista Time.
Aquí va mi comentario:


El enfoque gringo de los mineros chilenos
No lo pensarías al mirarnos, pero a los seres humanos nos encanta cooperar”.
Estas palabras, en labios de Jeffrey Kluger, un experimentado periodista de la revista Time de Estados Unidos refiriéndose a los mineros de Copiapó, podrían parecer irónicas. “Discutimos, peleamos, vamos a la guerra”, explica Kluger (http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,2017215,00.html). No cabe duda. Especialmente para el estadounidense medio --prototipo, según parece, del ser humano actual-- la guerra es una realidad antigua y cotidiana. Una realidad fuera de sus fronteras, pero que dentro de ellas alimenta una gigantesca industria militar que impulsa buena parte del desarrollo de las tecnologías de punta, es el combustible diario de pantallas de televisión y páginas de periódicos, deja al mes cien hogares con una persona menos (“poco” frente al más de millón de muertos en Irak y Afganistán en los últimos 9 años) y quebranta últimamente el aporreado déficit fiscal. En algunos casos, guerras declaradas, como las mencionadas; en otros, acciones militares directas, como en Pakistán, Yemen o Somalia; en general, presencia fundamental en escenarios de guerra diversos del Medio Oriente, América Latina o Asia. Aunque distante, la guerra es para el estadounidense una realidad cotidiana.
Guerreamos”, sí, pero, ¿qué produjo ese milagro de la cooperación entre los mineros? Circunstancias extremas. “Cuando temes por tu vida, empujas en conjunto”; y entonces “la clave es crear orden civil en una circunstancia en la cual no hay ninguno”, dice el coronel Tom Kolditz, en el mismo artículo. Según esta forma de ver las cosas, en circunstancias normales los “seres humanos” son, en cambio, egoístas, utilizan al prójimo como instrumento, buscan el goce ilimitado, por mencionar sólo tres de los diez mandamientos que el “divino mercado” ha convertido en religión en las últimas décadas (Dufour, Dany-Robert: Le divin marché. http://demicasaalautopia.blogspot.com/2010/06/los-diez-mandamientos-de-la-religion.html).

Menos concentrado en esta tarea mediática de enseñarnos cómo debemos vernos a nosotros mismos, Al Holland, sicólogo de la NASA, propone una visión más transparente: “los mineros hicieron mucho para ayudarse a sí mismos en los 17 días anteriores a su localización... y en parte es por eso que están vivos aún”. Subraya que además ha sido excelente el apoyo de sus familias y personas cercanas, que también se han... organizado. (http://www.youtube.com/watch?v=T-zfZN3ZCzs)
Organización. Cooperación. Palabras raras, que suscitan preguntas y necesitan de explicación, cuando la guerra y la ley de la selva son la propuesta cotidiana. Los mineros, y en general la gente que sabe qué es la organización y la cooperación para enfrentar la vida, no las requieren.

Pero los medios seguirán machacando sobre este enfoque, que en el fondo está dirigida a la clase media estadounidense, modelo del “ser humano” actual, pero que nos tratan de vender a todos los demás.
Cuando los mineros salgan, serán recuperados para esta normalidad. Según Time, se preparan para la fama, leyendo “Tácticas para hablar en público”. Serán mejores tiempos. Estrecharán la mano del presidente de la República, recibirán donaciones de empresarios generosos. No faltará la oferta de algún libro y, por qué no, de alguna película protagonizada por Tom Cruise. Y ellos las aceptarán. Tampoco son tontos.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Especulaciones a raíz del foro de ANP (Chile)

Una narración del foro en http://www.lanacion.cl/duro-cruce-pinera-meo-marco-debate-presidencial/noticias/2009-11-06/090804.html

¿En los debates presidenciales, a quién le hablan los candidatos?
1. A los electores.
2. A ciudadanos que tienen una historia pasada y por construir.
3. A los reporteros.
4. A sus contendores.

¿Para qué?
1. Quieren conseguir votos.
2. Quieren colocar en la mente de los receptores unas ideas específicas (quizás una invitación hacia el futuro).
3. Quieren generar recordación.
4. Quieren derrotar a sus contendores en el debate (quieren demostrar que son mejores).

A juzgar por lo discutido en el debate reciente de la ANP, lo que los candidatos quieren demostrar, a la mayor cantidad posible de gente, es que son las personas más calificadas para ser presidentes. Y se trata, por supuesto, una demostración comparativa. "El mejor presidente", es el rótulo que los candidatos deben colgarse, al tiempo que demuestran a los ciudadanos, con sus ideas, con su carácter, con su inteligencia, que son mejores que la competencia.
Y pareciera que todos estamos de acuerdo. ¿Quién "ganó" el debate? ¿Quién habrá convencido más? (O sea, ¿quién habrá podido mostrar más convincentemente que sería  el mejor presidente?) Este es el tipo de preguntas que los hinchas de uno u otro candidato nos hacemos al final. ¿Podríamos soñar que nuestro candidato quede en el primer o segundo lugar de la votación?

La respuesta a las dos primeras preguntas probablemente sería: "5. Todas las anteriores", aunque en diferente orden de importancia, de acuerdo al candidato. El que percibe que tiene posibilidades reales de llegar a segunda vuelta, privilegiará el punto 1: se dirigirá a los electores, para conseguir votos. En ese empeño, deberá derrotar a sus contendores en cada debate, con la resonancia de los medios masivos.
Dicen que Arrate no tiene posibilidades de llegar a segunda vuelta, y por eso se muestra más relajado en los debates: con menos presión para demostrar su superioridad potencial como presidente.

Pero quizás esta situación de "ventaja" debería servir para cambiar el eje, para cambiar el estilo. Quizás Arrate podría abandonar resueltamente el enfoque de conseguir votos y de mirar al ciudadano desde el filtro de su capacidad de voto, para dirigirse al ciudadano, que debe pensar por sí mismo y cuya acción menor e infinitamente menos importante es la de votar. Arrate podría darse el lujo de decir: "no voten por mí, porque ni yo, ni ningún presidente puede resolver nada de fondo", y al lado de esto podría poner el énfasis en esos problemas de fondo. Particularmente podría irle dando forma, laboriosamente, a una política de Estado, de largo plazo, para ser configurada y realizada por muchos, incluyendo a la derecha (si es capaz de pensar con compromiso el país).
Nueva Constitución, sí, pero ¿para qué? ¿cuál es su necesidad? ¿cuál sería su contenido? Renacionalización del cobre. Nuevos criterios respecto a la educación, la salud, a partir de la experiencia y la opinión de los ciudadanos. Etcétera.

En resumen, aunque una campaña presidencial es para elegir presidente, es también un momento inmejorable para concentrar la atención de la ciudadanía en los problemas de fondo en vez de ofrecer soluciones sacadas del sombrero: para entender estos problemas colectivamente y comprometerse en conjunto para enfrentarlos. Y de paso, comenzar a construir un nuevo consenso nacional.

sábado, 17 de octubre de 2009

La cobertura que la prensa hace del movimiento estudiantil



La Universidad Nacional de Colombia se puso hoy de moda en la prensa. Detrás del "secuestro" del rector y de la restauración del "principio de autoridad" por parte del presidente de la República, hay un conjunto de problemas de fondo que hacen ver los últimos sucesos como anecdóticos. Pero las razones de fondo no son asunto de la prensa.
En seguida va, en forma de un artículo de 7.328 caracteres rechazado por Rodrigo Pardo y la revista Cambio hace un año, un ejercicio de lectura de prensa sobre el movimiento estudiantil y la Universidad Nacional.

Dinosaurio se escribe con “d” de delincuente
Digamos que tenemos un enemigo.
A este enemigo, causante de muchos de nuestros males, obstáculo principal para avanzar constructivamente en la vida y para mirar con optimismo el futuro, hay que derrotarlo. El enemigo es, por definición, ese sujeto al que hay que derrotar.
¿Para qué sirven las palabras con el enemigo? Las palabras son, para este caso, un arma de guerra: para disuadirlo y desmoralizarlo (para que dude de sus razones, para erosionar sus convicciones, para que su voluntad flaquee); para desinformarlo y desorientarlo (para que dé golpes de ciego en el aire, para que caiga en la desesperación, para que cometa un error tras otro); para dividirlo; para arrinconarlo, para privarlo de cualquier apoyo de los demás (mostrando su irracionalidad, su obcecación, su intransigencia, su mentalidad paranoica y delirante). Es posible que no estemos hablando precisamente de enfermos mentales; quizás su forma de pensar no sea en realidad inflexible; a lo mejor sería posible llegar a un acuerdo con él. No viene al caso. Si es el enemigo, si sabemos que es el obstáculo para avanzar hacia nuestra felicidad —o el lastre que no nos permite dejar atrás nuestros problemas—, las palabras son un instrumento esencial para derrotarlo. Las palabras como instrumento de la verdad, son contraproducentes.
Porque en condiciones de manos y espíritus desarmados, la verdad une. Es un resultado, una construcción compleja. Es el producto de un esfuerzo colectivo, que compromete a sus integrantes. Pero en tiempos de guerra, o sea, cuando hay un enemigo, la verdad tiene otro carácter: es simplemente lo que se repite lo suficiente.
Por esto, cuando hay un enemigo, el valor de los medios masivos es inestimable. “Si todos los media dicen que algo es verdad, es verdad —dice Ignacio Ramonet—. Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es verdad, eso es verdad incluso si es falso. (...) El receptor no tiene criterios de apreciación ya que no puede orientarse más que confrontando unos media con otros. Y si todos dicen lo mismo está obligado a admitir que ésa es la verdad” (1).
La confluencia entre medios masivos y la existencia de un enemigo (o en su defecto, una visión maniquea de las cosas) es avasalladora.
El enemigo es una pequeña minoría. Hay que repetirlo incansablemente. El enemigo utiliza la violencia y la intimidación. Y si los medios masivos lo repiten, se convierte en verdad.

Digamos que el enemigo son nuestros hijos.
Entonces, a las expresiones genéricas que más arriba están en cursivas —tomadas literalmente de dos diarios y un semanario de alcance nacional, utilizadas para referirse a la movilización estudiantil en la Universidad Nacional de los pasados meses (2)— debemos agregarles las siguientes, más específicas, también textuales: protesta vociferante, grupúsculos encapuchados, activistas profesionalizados que ensucian las paredes, sinvergüencería, no se conocen sus razones, dinosaurios.
Es indudable que se trata del enemigo.

***
Para el hombre imparcial, la verdad será siempre una gran palabra que hará latir su corazón. (Hegel) (3)
Las palabras como instrumentos de verdad son esenciales para cualquier esfuerzo colectivo. Aunque la razón y la ciencia tienden a volverse instrumentales bajo el poder demoledor del dinero, no habrían nacido siquiera si la verdad no hubiera podido circular y reconstruirse cotidianamente, masivamente, a través de las palabras. La verdad de la religión, en tanto sagrada e incuestionable, o esta nueva verdad de los medios masivos que se basa en el eco infinito, han sido y son un mecanismo eficaz para derrotar al enemigo. Pero ¿queremos proponerlas como el fundamento de nuestro futuro? ¿A qué estamos invitando a estos jóvenes encapuchados?
Decía hace treinta años Jesús Antonio Bejarano (4) que las mejores ideas y las reflexiones más interesantes y fructíferas se producen en la universidad no en sus salones de clase, sino en sus cafeterías. Es así porque la verdad nace en cualquier espacio donde se dé el diálogo —fundado y comprometido— entre iguales. He aquí el talante de la Universidad Nacional.
Si enseñar consistiera en inyectar una verdad (si la verdad se pudiera simplemente almacenar, acumular y traspasar, si no hubiera que hacerla nacer cada vez), los espacios y actividades no académicos de la universidad se podrían reducir —sin perder nada— a su mínima expresión: nutrición, salud, administración. Asambleas, bloqueos, grafitis, no serían más que obstáculos inútiles, pérdidas de tiempo. En ningún caso oportunidades. El estudiante debería concentrarse en adquirir competencias, a través de la obtención de conocimientos adecuadamente dosificados.
Son este tipo de  temas los que convulsionan hoy a la Universidad: su lugar en ese futuro nacional que, afín al talante universitario, debería levantarse sobre una verdad construida colectivamente, a través del diálogo entre iguales; el papel en la vida universitaria de la “anormalidad” académica —¿obstáculo o estímulo?— y su reconocimiento en el estatuto estudiantil; la relación entre saber y enseñanza, y su producto: el profesional competente. ¿Qué es para nuestro país un profesional competente?  No se conocen sus razones, se dice hablando del movimiento estudiantil. Pero hay aquí razones. Razones de fondo, que interesan no sólo a la Universidad, sino a Colombia entera.
Las directivas universitarias podrían utilizar su acceso directo a los medios para abrir esta discusión al público. Pero —exceptuando al decano que decidió aprovechar la coyuntura para salir deslumbrantemente del clóset (5)— no ha habido ideas distintas que las de aprovechar y alimentar el lenguaje de guerra (o maniqueo) en boga, que ha demostrado hasta el cansancio su rentabilidad política y su eficacia.
En una carta reciente (6), el rector actual de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, decía refiriéndose al estatuto en litigio que “el sentido común dice que no deben ser precisamente los estudiantes quienes voten sobre las reglas con las cuales ellos son admitidos, aprueban sus asignaturas, permanecen en la universidad y se gradúan”. ¿Por qué no? Quizás el rector tenía en la cabeza otra consideración, análoga: el sentido común dice que  los delincuentes no deben decidir sobre las leyes que los juzgarán. Y dinosaurio se escribe con “d” de delincuente.
Pero estudiante no.

(1) Ramonet, Ignacio. La tiranía de la comunicación. Editorial Debate, Barcelona, 2002. Página 53.
(2) Columna de opinión de Kalmanovitz: “La tragedia de los comunes en la UN” (El Espectador, 19-05-08). Editoriales de El Tiempo: “UN: justos por pecadores” (21-05-08) y El Espectador: “El cambio en la Universidad Nacional” (no anoté la fecha). Artículo de Cambio (21-05-08). Varias columnas: Mauricio García, Miriam Jimeno, Francisco Cajiao... y algunas notas de prensa.
(3) Hegel, G.W.F. Historia de la Filosofía, tomo I. Fondo de Cultura Económica, México, 1979. Página 21.
(4) Jesús Antonio Bejarano, profesor y decano de economía en la Universidad Nacional, consejero de paz en el gobierno de César Gaviria, asesinado en el campus (¿en el 2000?).
(5) “Ataques por condición sexual a decano de la Nacional: Mi vida privada se queda en casa: Fabián Sanabria”. El Tiempo, 12 de junio de 2008.
(6) Carta de Wasserman: “Plebiscito y Universidad”, El Espectador, 28 de mayo de 2008.


Espectacular rescate de rector secuestrado

Siguiendo órdenes del presidente de la República y en un audaz golpe de mano que recuerda a la operación Jaque, organismos de inteligencia lograron liberar ayer con sus propios recursos al rector de la Universidad Nacional de Colombia, Moisés Wasserman.
En la toma aérea reproducida más arriba, publicada en exclusiva por el diario El Tiempo (17 de octubre de 2008), se alcanza a identificar parcialmente a los 223 terroristas secuestradores que cayeron en la celada de los agentes.
Posteriormente el campamento de los terroristas fue copado y desmantelado por fuerzas combinadas de la Policía Nacional y el Esmad, que no encontraron resistencia.
A los detenidos se les respetó la vida.

miércoles, 14 de octubre de 2009

El despido de Claudia López

El ejercicio de lectura de prensa, particularmente el de leer entre líneas, no está exento de consecuencias, particularmente si desmiente pública y masivamente a los dueños de la opinión pública. Es bastante molesto ser contradicho; pero si uno es el encargado de la "alfarería de opinión", el contradictor debe recibir un escarmiento (porque si no se nos acaba el negocio): por ejemplo, ser silenciado.
Lo que viene es una buena "lectura de prensa" realizada por Claudia López y publicada el día 13 de octubre. La nota final de la dirección del diario El Tiempo es un buen ejemplo de sus consecuencias.

Reflexiones sobre un escándalo

Se preguntaba Rudolf Hommes en su columna de la semana pasada por qué unos temas se vuelven escándalos y otros no. Sugería que se requiere que el grueso del público tome conciencia y que haya un instigador. El cubrimiento que EL TIEMPO le dio al escándalo de Agro Ingreso Seguro (AIS) ofrece una oportunidad para reflexionar al respecto.

A diferencia de los demás medios escritos, EL TIEMPO no profundizó sobre el programa AIS sino sobre los efectos políticos del escándalo. Tomar ese ángulo era una decisión periodística válida dado que sus socios de la revista Cambio ya habían hecho el resto del trabajo. Sin embargo, más que un cubrimiento, lo que hizo EL TIEMPO fue una fabricación inducida para apoyar su interpretación deseada de los efectos políticos del escándalo.

La fabricación sesgada empezó con una pregunta en un foro en el tiempo.com, siguió con una nota que destacaba lo dicho por los foristas y concluyó con un supuesto artículo de análisis. En el foro se indagó a los foristas si creían que Arias debía renunciar por el escándalo de AIS. No sobra recordar que a EL TIEMPO nunca se le ocurrió preguntarles a sus foristas si Juan Manuel Santos debía renunciar por el escándalo de los 'falsos positivos'. En el caso de Arias sí se le ocurrió. Culminado el foro, publicaron una nota titulada 'Indignación y rechazo genera Andrés F. Arias por caso de Agro Ingreso entre lectores de eltiempo.com', en la que destacaban que "la mayoría de usuarios le pide al ex ministro que renuncie a su precandidatura" y que "hubo muy pocos que defendieron a Arias". Luego del foro inducido y la nota destacada, remataron con un artículo cuyo título sentenciaba: 'Andrés Felipe Arias sale debilitado y Juan Manuel Santos logra ventaja en medio del escándalo de AIS'.

Es obvio que Arias sale debilitado, pero no es nada obvio que la consecuencia sea que Santos "logra ventaja". EL TIEMPO asegura que el traspié de Arias "llevó a Juan Manuel Santos a convertirse en un ganador neto esta semana". ¿De dónde saca EL TIEMPO que el espacio perdido por Arias fue ganado por Santos? ¿Hicieron una encuesta? No, pero a falta de encuesta el periódico usó su foro para lanzar la pregunta, inducir la respuesta y construir de allí sus conclusiones.

Aunque Arias no está compitiendo con Santos, sino con Noemí dentro de la consulta conservadora, el supuesto análisis ni siquiera menciona que una de las posibles ganadoras del desliz de Arias es Noemí. Además, el análisis se inventa un hecho para reforzar su argumento. Afirma que una de las razones por las cuales el fortalecido es Santos es que "los conservadores, además, tienen que someterse a una consulta interna para buscar su candidato, mientras 'la U' ya lo tiene: Santos". 'La U' no ha escogido candidato presidencial. Lo único que le han ofrecido a Santos en la U es la jefatura del partido, no la candidatura presidencial. 'La U' es el promotor del referendo reeleccionista y si es aprobado es de esperarse que sea Uribe, no Santos, el candidato presidencial de 'la U'. Supongo que esos hechos dañaban el "enfoque del análisis" y por eso fueron desechados.

"No será fácil que Noemí merezca el respaldo de Uribe, después de que ella lo ha acusado de 'comprar' el referendo y amenazado con 'derrotarlo' en las urnas." Esta frase, casi transcrita de declaraciones de Santos, trata de presentar como periodística la versión de Santos de que él, a diferencia de Noemí, no es un traidor ni quiere derrotar a Uribe. Cualquiera que conozca medianamente la carrera de Santos sabe que cambiar de bando ha sido la constante de su ascenso político, al igual que de Noemí, y cualquiera entiende que ambos quieren suceder a Uribe; sólo que Santos quiere hacerlo sin que parezca una traición, agrego yo.

La calidad periodística de EL TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos. Este tipo de cubrimientos sesgados en nada contribuyen a resolver periodísticamente ese conflicto; lo único que logran es evidenciarlo.

N. de la D.: EL TIEMPO rechaza por falsas, malintencionadas y calumniosas las afirmaciones de Claudia López. La Dirección de este diario entiende su descalificación de nuestro trabajo periodístico como una carta de renuncia, que acepta de manera inmediata.

Claudia López

(Tomado de: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/claudialpez/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-6334551.html)